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Tres piezas para oboe y cuarteto de cuerda
El álbum Tres piezas para oboe y cuarteto de cuerda es una de las primeras partituras que compuso Lluís Benejam. Aun así, el lenguaje que más adelante caracterizará la obra de Benejam ya está presente en sus rasgos básicos.
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El álbum Tres piezas para oboe y cuarteto de cuerda es una de las primeras partituras que compuso Lluís Benejam. Aun así, el lenguaje que más adelante caracterizará la obra de Benejam ya está presente en sus rasgos básicos.
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Disponible el:
Época | Siglo XX |
Subtítulos / Partes | I. Impromptu, II. Elegia, III. Rondó |
Instrumentos | ob.2vl.vla.vc |
Páginas | 103 |
Duración | 22 min. |
Contenido | Partitura y partes |
ISMN | 979-0-3502-0481-4 |
Edición | Papel |
El álbum Tres piezas para oboe y cuarteto de cuerda es una de las primeras partituras que compuso Lluís Benejam. Aun así, el lenguaje que más adelante caracterizará la obra de Benejam ya está presente en sus rasgos básicos: impulso rítmico constante, gusto por las melodías de gran envergadura y por acompañamientos cromáticos, riqueza contrapuntística, giros impresionistas, perfeccionismo en la estructura y aprovechamiento de las posibilidades de los instrumentos para los que escribe.
Ya en la primera de las tres piezas se muestra sin vergüenza el dominio de la escritura para cuarteto de cuerda con una introducción que prepara la entrada lírica del oboe. El instrumento de viento presenta una melodía preciosista que, aunque en algunos momentos dialoga con el primer violín, principalmente se elevándose y reposando sobre la almohada rítmica y armónica de la cuerda. En la segunda pieza el protagonismo del oboe es total: conduce la melodía sobre un acompañamiento armónico estático de las cuerdas que sólo en la mitad de la obra le toma el relevo. El título de Elegía responde perfectamente al carácter de la pieza, que en algunos momentos nos recuerda la textura de la música negra espiritual. La última pieza de la colección, de carácter más juguetón, vuelve a explotar el recurso rítmico y contrapuntístico de las cuerdas, con un oboe danzante que no rehuye fragmentos de lirismo. La forma de rondó permite escuchar de forma recurrente el tema principal en diferentes presentaciones llenas de color e incluso de buen humor.
David Puertas