Impromptu num. 14

La primera parte del Impromptu núm. 14 es en forma de movimiento perpetuo y trepidante, de carácter juguetón donde la compenetración entre los dos intérpretes es muy exigente, manteniendo el oboe siempre en el registro agudo, punzante e incisivo. La parte central es la que proporciona más lucimiento al instrumentista de viento, con pasajes muy libres. La reexposición retoma el ritme inicial, pero al final la obra se resuelve perdiéndose en la nada.
En la extensa producción de cámara de Francisco Fleta Polo encontraremos varias obras tituladas Impromptu, Caprichoo Fantasía y todas responden a la misma motivación, la de ser obras escritas de una sola vez, casi sin pensarla, como válvula de escape a la creatividad del autor para la música con la combinación instrumental que tiene a mano y, sobretodo, para dar satisfacción a los intérpretes a quién está dedicada.
La mayor parte de los más de veinte impromptus de su catálogo están dedicados a instrumentos de cuerda pero, en este caso, el protagonista principal es el oboe. Para Fleta el trabajo camerístico es prioritario y el pianista también nota con creces que la obra ha sido creada para que ambos intérpretes disfruten de la música. Piano y oboe dialogan y mezclan sus voces en un “momento musical” agradable y de espíritu alegre. El tratamiento de cada una de las partes es de igual a igual, sin dejar que ninguno de ellos adquiera el papel de solista, a pesar de que hay una cierta intención concertante en algunos pasajes en los que el oboe se permite un cierto protagonismo.

David Puertas