Barocke Partita

En 1997, Taverna Bech consigue un pequeño estudio que le proporciona un deseado aislamiento con el fin de poder componer con intimidad donde se rodea de los objetos mas preciados de su infancia entre los cuales se encuentra el piano de cola Chassaigne heredado del músico Francesc Alió.
Esta placidez le invita a la composición de Barocke Partita, entre otras obras, con la voluntad que sea el Concierto de Brandemburgo del siglo XX.
La obra se inicia con dos densos fragmentos –Intrata i Fughetta- que conducen a un seductor Intermezzo confiado solo al piano retornando a la música del conjunto instrumental con una Canzonetta finamente trabajada donde aparecen jirones de la canción tradicional La filla del marxant. Este movimiento junto a la Invenzione final crean una atmósfera subyugante de la cual uno no quisiera salir, tan llena como está de sugeréncias, emociones y evocaciones que forman un verdadero recinto privado.
Fue estrenada en Zaragoza y poco después en Barcelona por el Grupo Enigma bajo la dirección del maestro Juan José Olives.

Extraído del volumen 12º de la Col·lecció Compositors Catalans a cargo de Jordi Maluquer en la parte biográfica; contiene un análisis detallado de esta obra a cargo de J.Lluís Guzman.