Cinc cançons tradicionals

Las Cinc cançons tradicionals fueron escritas en 1968 directamente con esta versión orquestal tan rica en matices y colores. La labor camerística es exquisita y, aunque a priori pueda parecer extraño, hasta la voz está tratada como un instrumento más que Oltra entreteje de manera natural con los demás timbres. Uno de los elementos que reafirma la denominación de origen catalana es el papel del oboe el cual proporciona un color popular que remite a nuestra dulzaina tradicional, a los instruments genuinamente catalanes de doble caña. La infinita imaginación del autor le permite presentar un color diferente en cada estrofa y una nueva instrumentación a cada nueva entrada del tema. De esta manera los detalles se suceden sin parar: la muchacha que le canta al ruiseñor (El rossinyol) más querido de nuestra tradición sonora lo hace sobre un acompañamiento dulce y estático, como un soplo de viento que suavemente mueve las hojas, y el marinero (El mariner) que cierra el ciclo se despide con un fi nal elegante de metales y percusión, unas percusiones tan alejadas de aquellas que han acompañado al enérgico cazador (El caçador) un poco antes.

David Puertas