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Romàntica
La obra es, com su título indica, un poema romántico que empieza con ánimo apasionado y una melodía larga e intensa llena de expresividad. El piano no desempeña un papel como solista, a pesar de que sus intervenciones son a menudo muy destacadas. La parte central de la obra está formada por cuatro intervenciones solistas del violín, el clarinete, la flauta y el violoncelo.
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DE475
La obra es, com su título indica, un poema romántico que empieza con ánimo apasionado y una melodía larga e intensa llena de expresividad. El piano no desempeña un papel como solista, a pesar de que sus intervenciones son a menudo muy destacadas. La parte central de la obra está formada por cuatro intervenciones solistas del violín, el clarinete, la flauta y el violoncelo.
Disponible el:
Época | s. XX |
Subtítulos / Partes | per a petita orquestra |
Instrumentos | 2121-2000-timp.-pno.-str. |
Páginas | 40 |
Duración | 10 min |
Contenido | partitura |
ISMN | 979-0-3502-0626-9 |
Observaciones | Las partes están disponibles en régimen de alquiler. Contacte con el editor (info@clivis.cat). |
Precio edición impresa | 31,20€ |
Orquestas | si |
Edición | Digital |
Según el catálogo de obras que el mismo Joaquim Serra escribió a lo largo de su vida, esta obra para piano y pequeña orquesta es el opus número 31 y está fechada en el año 1928. Superar las treinta obras producidas con solo 21 años nos dará una idea de la facilidad de escritura que tenia el autor. Hasta aquel momento se había prodigado como compositor de sardanas y obras libres para cobla (formación de viento tradicional de Catalunya), de canciones acompañadas al piano y además había compuesto ya su primera obra de cámara: un Trio para violín, violoncelo y piano.
Ésta es, pues, su primera obra orquestal. Aunque existe otra versión de la obra, para piano y cuerdas, la más reconocida es la que se presenta en esta edición que cuenta con una orquesta casi mozartiana. El piano no desempeña un papel como solista, a pesar de que sus intervenciones son a menudo muy destacadas, sinó que forma parte del elemento orquestal. La obra es, com su título indica, un poema romántico que empieza con ánimo apasionado y una melodía larga e intensa llena de expresividad. La parte del piano, casi siempre en arpegios, crea un clima etéreo que conduce con maestría las intervenciones orquestales llenas de color y buen gusto. La parte central de la obra antes de la reexposición del tema principal está formada por cuatro intervenciones solistas: primero el violín da paso al clarinete, y luego la flauta recoge el testimonio para entregarlo, finalmente, al violoncelo.
El buen gusto está presente a lo largo de toda la pieza, sin excesos y sin caer en la tentación de otorgar al piano un protagonismo por encima del conjunto orquestal.
David Puertas