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Concierto para trompeta y orquesta de cuerda
El Concierto para trompeta y orquesta de cuerda de Lluís Benejam cuenta con los tres movimientos canónicos y toda ella está impregnada de un cierto carácter popular y juguetón: a pesar de que en ningún momento cita temas tradicionales, los elementos rítmicos que utiliza desde el primero hasta el último compás le dan un espíritu muy cercano , directo y amable.
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El Concierto para trompeta y orquesta de cuerda de Lluís Benejam cuenta con los tres movimientos canónicos y toda ella está impregnada de un cierto carácter popular y juguetón: a pesar de que en ningún momento cita temas tradicionales, los elementos rítmicos que utiliza desde el primero hasta el último compás le dan un espíritu muy cercano , directo y amable.
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Disponible el:
Época | s. XX |
Instrumentos | trompeta, orquesta de cuerda |
Páginas | 42 |
Duración | 15 min. |
Contenido | partitura + parte solista |
ISMN | 979-0-3502-0489-0 |
Observaciones | Las partes de orquesta están disponibles en régimen de alquiler. Contacte con el editor (info@clivis.cat). |
Precio edición impresa | 19€ |
Edición | Digital |
El Concierto para trompeta y orquesta de cuerda forma parte de la media docena de obras concertantes que Lluís Benejam compuso en Estados Unidos en los años 60, junto con el Concierto para violín, el Concierto para saxo, el Concierto para oboe y los dos conciertos dobles, uno de ellos para dos pianos y otro para oboe y violín.
La obra cuenta con los tres movimientos canónicos y toda ella está impregnada de un cierto carácter popular y juguetón: a pesar de que en ningún momento cita temas tradicionales, los elementos rítmicos que utiliza desde el primero hasta el último compás le dan un espíritu muy cercano , directo y amable. El recurso de los típicos arpegios de los instrumentos de metal (tan habituales en fanfarrias y toques marciales) es utilizado con mucha gracia y buen gusto, no sólo en el solista, sino también en la orquesta. La obra se caracteriza por intervalos amplios (especialmente los saltos de quinta) y por una escritura vertical que da prioridad al recurso rítmico sobre el contrapuntístico, sin rehuirlo, de forma especial el segundo movimiento. La orquesta de cuerda dialoga con el solista -el primer violín tiene algunas intervenciones a solo- pero principalmente le hace de almohada bajo su discurso. El cambio de color orquestal en el segundo movimiento, con la utilización de sordina por parte de todos los instrumentos, es de gran efecto, y contrasta con el carácter rítmico y enérgico del último movimiento donde la trompeta muestra su papel más brillante.
La mayor parte del papel solista se trabaja en la tesitura central del instrumento, buscando sólo las notas más agudas en los momentos de máxima tensión. A pesar de que sobre la partitura la parte de la trompeta solista no parece de extrema dificultad técnica, requiere del solista un gran control del sonido y un fraseo exquisito.
David Puertas