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Instants de la Natura
El autor pretende dar una visión lírica, siempre expresiva, de la naturaleza. Algunos paisajes pueden estar relacionados con estados de ánimo y sentimientos subjetivos.
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El autor pretende dar una visión lírica, siempre expresiva, de la naturaleza. Algunos paisajes pueden estar relacionados con estados de ánimo y sentimientos subjetivos.
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Disponible el:
Época | s. XX |
Subtítulos / Partes | El murmuri del vent - El sospir de la nit - La ferida de l’aigua |
Instrumentos | Orquesta de cuerda |
Páginas | 36 |
Duración | 11 min |
Contenido | Partitura |
ISMN | 979-0-3502-0562-0 |
Observaciones | Las partes de orquesta están disponibles en régimen de alquiler. Contacte con el editor. |
Edición | Papel |
Instants de la natura para orquesta de cuerda quiere dar una visión lírica, siempre expresiva, de la naturaleza. Plenamente convencido de que la música ha de expresar emociones, escribí esta partitura en la que la visualización de algunos paisajes pueden estar relacionados con estados de ánimo y sentimientos subjetivos. Fue presentada al concurso Concerts Verds 2008 que convoca el Ayuntamiento de Berga, donde obtuvo el Primer Premio. La dificultad de la obra es adecuado para orquestas de nivel medio y está estructurada en tres movimientos, El murmullo del viento, El suspiro de la noche y La herida del agua.
El murmullo del viento: aquí el trabajo orquestal se exprime al máximo: a pesar de que cada instrumento tiene su momento de protagonismo como solista, por encima de todo exige una compenetración total para crear texturas oníricas con entradas a tiempo desplazados y con un trabajo importante de contrapunto. Este movimiento pretende reflejar un paisaje acariciado por la brisa nocturna. Por un momento estamos inquietos pero finalmente conseguimos un estado contemplativo en el que podemos observar en paz la belleza que nos rodea. El viento ya no nos amenaza violentamente sino que nos acompaña en nuestra idílica visión hasta acogernos suavemente.
El suspiro de la noche: se trata de un movimiento muy expresivo que se mueve casi siempre en el ámbito del murmullo. Inician las violas una figura arpegiada (el rumor del viento) y los violines protagonizan el elemento melódico de la pieza, con divisi a menudo a tres voces y, en algún momento puntual, a cuatro. La parte central, de escritura rítmica y vertical, contrasta con el juego de voces del resto del movimiento. En un bosque misterioso, habitado por seres fantásticos, el viento acaricia las hojas de los árboles. Estamos perdidos en el extraño bosque. La sensación de miedo ante lo desconocido a veces se transforma en tranquilidad pero predomina la visión onírica de un paisaje sumergido en la profundidad de la noche. Avanzamos ante lo desconocido, pero finalmente, tras la inquietud, conseguimos salir del laberinto en el que nos habíamos adentrado.
La herida del agua: es pura energía orquestal donde se impone el ritmo, se exigen elementos técnicos como los pizzicato a cuatro cuerdas, los trémolos o las sonoridades sobre el puente, al servicio de la música que expresa la bajada con fuerza del río por los desfiladeros. A pesar de los estrechos pasajes, la corriente fluye y erosiona cada trozo de terreno que le impide avanzar. Es la lucha del que se rebela ante las adversidades y consigue superarlas. Es un combate agitado e indómito que sólo al final encuentra reposo. Es el río que, como la vida, lucha a cada instante contra las adversidades y avanza seguro hacia adelante.
Domingo González de la Rubia