Variacions per a orquestra i piano

Variaciones para orquesta y piano op. 38 es una obra concertante con piano solista, datada del año 1931, que culmina el período de más fecundidad creadora del autor en plena juventud.
Pertenece al género sinfónico-concertante, con una brillante escritura pianística que teje un discurso continuo a través de sucesivas intervenciones virtuosísticas. Se presenta y se articula como tema y cinco variaciones, con un carácter orgánico que la vincula a las formas sinfónicas de un solo trazo y sin pausas (varios movimientos en uno de solo), que caracterizan algunas de las grandes obras de los siglos XIX y XX. En esta obra, la variación es el esqueleto arquitectónico, ya que el procedimiento compositivo utilizado es el de la variación libre o gran variación. Se trata, pues, de una obra cíclica donde, en todos los parámetros, el autor hace alarde de una enorme destreza y donde condensa lo que había experimentado en obras anteriores. El uso del gesto romántico, junto con nuevas armonías de color, sin abandonar las funciones tonales tradicionales, y todo dentro de un fraseo y estructura clásicos, serán rasgos característicos de su estilo, ya entonces definido. Hay que decir que, además, reúne múltiples influencias y tradiciones, desde el clasicismo hasta los contemporáneos: de los alemanes, toma la gran forma y la densidad orquestal; de los rusos, los colores instrumentales y algunos aspectos temáticos y rítmicos (como en la variación III, claramente prokoffieviana); del llamado impresionismo francés, las armonías, texturas y sutilezas tímbricas; y de la música catalana, la cadencia melódico-rítmica (especialmente en la variación V) y el mismo uso ingenioso de la variación en una forma libre, encadenada y cíclica, tan utilizada en la glosa para cobla catalana.
Hay que remarcar que esta obra fue registrada por la firma Naxos en el año 2000, con una excelente interpretación de la Orquesta Sinfónica del Vallès, dirigida por Salvador Brotons, con Emili Brugalla como pianista.

Concepció Ramió