Sonata cervantina

En el generoso catálogo de Francisco Fleta Polo hay varias obras que han sido escritas bajo la inspiración del clásico universal de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha. Tal como dice el autor «la ventaja de este libro genial es que no hay que leerlo de arriba a abajo ni releerlo completo. Basta con abrir por cualquier capítulo y disfrutar. Disfrutar del lenguaje, de las palabras de Cervantes, de las ideas que te sugieren, de los colores, de los olores, los personajes, de las situaciones ... “Soy un enamorado del Quijote, lo reconozco. Pero no solamente del personaje principal -que yo también a veces me he sentido como un Quijote luchando contracorriente en mi vida- sino también del resto de situaciones y personajes que aparecen “.
Entre sus obras quijotescas destacan El caballero andante para guitarra (Clivis Publicacions E016), El manco de Lepanto para cuarteto de saxos (Clivis Publicacions AC280) y esta Sonata cervantina para piano, dedicada a su hija la pianista Isabel Fleta .
La obra consta de tres movimientos: el primero dedicado al propio Don Quijote, el segundo inspirado en su amada Dulcinea (donde el tema principal aparece en dos octavas y da paso a un movimiento de carácter bucólico y etéreo que se cierra con unos arpegiados casi guitarrísticos) y finalmente un último movimiento surgido de la visita que Don Quijote y Sancho hacen en la villa del Toboso en fiestas con presencia de música de raíz popular y con un fuerte elemento rítmico y de danza.

David Puertas