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Trío nº 1 Op. 3
El Trío para violín, violonchelo y piano núm. 1 de Lluís Benejam se estructura en cuatro movimientos, tiene una duración que se acerca a los veinte minutos y presenta un carácter general optimista y romántico.
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E285
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El Trío para violín, violonchelo y piano núm. 1 de Lluís Benejam se estructura en cuatro movimientos, tiene una duración que se acerca a los veinte minutos y presenta un carácter general optimista y romántico.
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Disponible el:
Época | s. XX |
Instrumentos | vl.vc.pf |
Páginas | 75 |
Duración | 18 min. |
Contenido | partitura |
ISMN | 979-0-3502-0531-6 |
Edición | Papel |
A pesar de que el Trío para violín, violonchelo y piano núm. 1 es una de las primeras obras de Lluís Benejam, se trata de una partitura madura, de dimensiones considerables y de gran intensidad. Su larga experiencia como violinista en formaciones de cámara y sinfónicas le permitió comenzar una carrera como compositor -ya con más de 35 años- sin pasar por las «obras de juventud».
La obra se estructura en cuatro movimientos, tiene una duración que se acerca a los veinte minutos y presenta un carácter general optimista y romántico. El primer movimiento (el más largo de los cuatro) empieza con un unisono intenso de los instrumentos de cuerda con un piano que actúa como acompañante. Poco a poco, cada instrumento va adquiriendo independencia y se establece un juego de timbres, de preguntas y respuestas y de texturas que van dibujando un ambiente luminoso y alegre. El segundo movimiento se inicia con el protagonismo del violonchelo con una melodía intensa, cantable y apasionada. El violín recoge el testigo y la música se desarrolla con un carácter de puro romanticismo. El tercer movimiento hace las funciones de Scherzo: una página breve, muy rítmica y juguetona con efectos brillantes (como las olas de sonido con crecientes repentinos) que exige el máximo del trabajo camerístico de los intérpretes. Finalmente, el cuarto movimiento, el más intenso de los cuatro, presenta melodías con un cierto regusto popular catalán, con elementos rítmicos característicos (como el tresillo de negras) y un ambiente general que refuerza el carácter directo y luminoso de la obra.
David Puertas