Canciones y poemas para niños

El lagarto está llorando destaca la fiel adaptación del lenguaje a las características propias de la voz, además de  la aplicación del espíritu de la dedicatoria del poeta: “A Mademoiselle Teresita Guillen tocando un piano de siete notas” en la parte de piano. Dos lunas de tarde – I y II forman un universo donde se impone la totalidad sonora del instrumento. Una totalidad que no es ajena a la voz, sino que sintetiza un lenguaje común  a la modalidad y al dodecafonismo. En la canción La Lola se resalta la alta musicalidad del poeta. El compositor renuncia a la dimensión cantada y concentra la expresividad en la propia sonoridad de la palabra hablada. Esporádicamente surge el lirismo del canto como el agua que fecunda la tierra seca. Cancioncilla sevillana basa su forma de ser en el impulse rítmico del poema. El aire popular de esta pieza, mantiene su espontaneidad y su raíz viva a pesar de la profunda transformación del lenguaje musical.